martes, 21 de febrero de 2017

Fragmento de mi novela "En el filo de la guadaña"

Octubre daba sus últimos latidos. El invierno se acercaba como opaca sombra, con su crudo látigo. Obscurecido el sol, las campanas llamaban fúnebres a la Novena de Animas. Los hombres formaban corros en el atrio de la Iglesia esperando la última llamada, charlando de las incidencias de la sementera, y las mujeres cruzaban diligentes el pórtico de la Casa del Señor. Con la entrada de los hombres, el señor cura daba comienzo a sus rezos deshojando las cuentas del rosario. Seguía la letanía, la novena y predicación. Desde el púlpito esforzaba su voz cansina poniendo acento a sus palabras y gestos de garabatos trazados en el aire con sus manos temblorosas. El pueblo escuchaba con terror y misterio la disertación del sacerdote que ponía de manifiesto los tormentos que algunas almas pasaban en el Purgatorio. Los hombres, con sus chaquetas raídas y boina entre las manos, ocupaban los asientos traseros e imaginaban un gran salón negro iluminado por llamas que no destruyen, pero que abrasan a sus víctimas lo que hay que imaginarse—. Algunas mujeres no seguían el sermón, que es el mismo de otros años, y mueven los labios siseando jaculatorias. Los chavales, distraídos, esperaban anhelantes que el viejo sacristán rompiera entre lamentos con el “Rompe, rompe mis cadenas”, canción fúnebre que marcaría el fin de la consuetudinaria ceremonia

2 comentarios:

  1. Un enlace para comprar AL FILO... please.

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  2. Bueno, ya lo tienes:
    https://www.amazon.es/filo-guada%C3%B1a-Manuel-Manzano-Fraile/dp/1973413760

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(Continuación) La aventura del viaje a Normandía.

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