viernes, 22 de diciembre de 2017
El salto
El salto a la autonomía que supuso la salida del internado hacia la vida independiente, no trajo consigo grandes ventajas. El desajuste relacionado con mis estudios no se hizo esperar. La primera evaluación de COU, en el instituto Fray Luis de León, me sorprendió con un rotundo fracaso. Hasta cinco asignaturas salpicaron mi expediente de un borrón que hubiera sido impensable en mis años de colegial en Calatrava.
En el internado estaba perfectamente adaptado, era conocido sobradamente por los profesores, en ocasiones incluso percibí una confianza, tal vez desproporcionada, en mis cualidades y supuesta honradez. Los superiores me atribuían, con cierta ligereza, una madurez que yo estaba aún lejos de ostentar. Recuerdo que en ocasiones pedía permiso para salir del centro en horas no dedicadas a salidas y se me otorgaban dicho permiso sin necesidad de recurrir a especiales argumentos ni justificaciones. Otros en cambio no gozaban de tales prerrogativas.
Ahora en el instituto era un perfecto desconocido. Era neófito en todo. Y debía situarme ante los retos de modo experimental y exploratorio. Desde la forma diferente de afrontar las nuevas asignaturas, a la adaptación a desiguales profesores, que tenían desconocidos métodos de enseñanza, cuando no se autopromocionaban entregándose a singulares fobias, o dispensaban sus simpatías y filias hacia alumnos con trayectoria de mayor antigüedad en el instituto. Sufrí un penoso periodo de adaptación, bajo el influjo de un mar de dudas.
Mi vida independiente trajo consigo la función de jefe de familia y amo de casa. Demasiada responsabilidad para tan poco vuelo. Me responsabilicé del cuidado y educación de tres hermanos más pequeños que aún estaban en edad escolar. Se trasladaron desde el pueblo a la ciudad, previo acuerdo entre mis padres y mío, en un intento que a la postre resultó fallido, para dotarles de una promoción con mayor lustre.
Tenía que estar atento a que no cayeran en el absentismo; supervisar sus deberes, atender a las demandas de sus profesores cuando existía alguna incidencia; apoyarlos en sus dificultades académicas; velar por una alimentación, vestido y limpieza que fuera medianamente adecuadas a su momento de crecimiento y socialización, etc. Y todo ello gestionando unos muy escasos recursos económicos y habilitando un piso en alquiler que amenazaba ruinas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
(Continuación) La aventura del viaje a Normandía.
En realidad, todo este viaje estuvo envuelto en situaciones paradójicas y alucinantes. Nada más llegar a la ciudad de Cannes, en el hotel ...
-
Me estrenaba esos días como responsable de economía del Club de Excursionista Calatrava (CEC) y en este sábado primaveral, parece ser, ...
-
Cualquier detalle de aquella #época remota me evoca sentimientos o recuerdos de profundo calado. La referencia en mi diario #juvenil, de un ...
-
Mi vida ha estado siempre profundamente ligada a las pelotas. Es probable que desde los primeros soplos vitales me sobreviniera un apreci...
No hay comentarios:
Publicar un comentario